Tres claves para entender el adviento

Que tal amigos y amigas. Nos encontramos en ya en adviento, tiempo que nos prepara para la navidad. Pero, para bien o para mal, en esta sociedad en donde todo es un producto de consumo, la navidad se nos impone sin una preparación para ella; desde septiembre las tiendas, lugares de diversión y medios de comunicación nos invaden con un grito ¡Ya llegó la navidad! Esta prontitud no es mas que una forma de banalizar este misterio de la fe; la encarnación de nuestro Señor Jesús, que se vació de todo por todos.

Pero… ¿Cómo podemos entrar en un tiempo tan importante y cargado de significado sin detenernos en la actualidad de su mensaje? Hoy te propongo tres claves para comprender y vivir con un poco más de profundidad el adviento. Espero que están te ayuden a recuperar el sentido de este tiempo que de seguro notas ya se ha perdido bastante.
 


Adviento como acontecimiento histórico

El adviento se puede entender desde tres dimensiones; el adviento histórico, el místico y el escatológico. Quisiera detenerme en el aspecto histórico.  En este nos referimos a la realidad de la Encarnación; Dios se hace un bebe en el seno de María. La existencia de Jesús es un hecho concreto, que puede ser situado en la historia humana. Entonces, si Jesús se hizo presente en la historia hace 21 siglos, ¿no podemos afirmar que en nuestras historias de vida también se ha hecho presente? De seguro que si te pido que me relates un acontecimiento de vida en donde has reconocido la presencia de Dios y su acción me contarás con profundidad más de una experiencia. Solo falta hacer silencio para detenernos y ver el paso de Dios en nuestras vidas. Hace falta un adviento constante para reconocer este elemento tan importante y agradecer por ello.


 
Re-entender signos del adviento

Desde niño se nos enseña que ciertos signos e imágenes son parte del adviento; la corona, los velones, el color morado, entre otros forman parte de estos elementos que nos proponen una serie de mensajes en los que se debe profundizar.



La corona, compuesta de ramas en forma de circulo, hace alusión a la creación (ramas y hojas) y el circulo al orden y esperanza que está presente en ella, pero que también debe acompañar nuestra vida. Y vaya que es difícil encontrar orden en un mondo tan convulsionado, en medio de una pandemia y crisis económica, podemos desesperarnos, es humano y valido. Pero por de la mano de estas realidades también esta el mensaje de esa voluntad de Dios para el hombre; cuidar del orden y belleza del mundo, pues nuestra existencia en el es pasajera y demanda de un uso responsable de todo lo creado, por nosotros y las generaciones venideras.
 
Los velones, que se van encendiendo en domingos específicos, nos hablan de la luz, que "brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron" (San Juan 1, 5). La luz es Jesús que, por lo humano, novedoso y liberador de su mensaje, irónicamente los mas religiosos de su época, fariseos, saduceos, escribas y esenios, lo consideraban profano, pecador y herético. Cuantas realidades de nuestras comunidades no se ven afectadas por no recibir y acompañar propuestas que vienen de personas distintas para nosotros, ya sea por su preferencia religiosa, sexual o política. Hoy en día se sigue rechazando la luz, que brilla, a veces discreta. Es inconcebible para mi celebrar una liturgia que me propone acoger al distinto, al marginado, en cuya vida esta presente la luz de Cristo y limitarnos a vivir haciendo juicios inhumanos, que reducen al otros a su pecado, sin buscar nada más en ellos.

Por último, hablemos del color morado. Este es un color cuya interpretación esta llena, así como en otras cosas, por prejuicios sobre si su significado hace alusión a “Babilonia, la bestia del apocalipsis, etc.” Quiero que pienses en la última vez que sufriste un golpe en un dedo ¿Recuerdas lo morado que se puso y como poco a poco reducía su intensidad? Pues precisamente esta imagen se curación progresiva es una de las realidades que nos quiere expresar el adviento; Cristo que con su Encarnación se vació de todo por nosotros, puede curar, sanar y vivificar nuestras realidades. Vivir un auténtico adviento, es cuestión de vivir la vida consientes de que, si bien nuestros pecados pueden ser muchos, mas grande es el amor que el siente por nosotros y la gracia que nos ha regalado para acompañarnos y vivir en plenitud.
 


Adviento es siempre recibir

Toda la simbología, las lecturas, los personajes y demás elementos que se nos presentan en este tiempo litúrgico deben movernos a disponernos para una llegada, pero sobre todo a un recibir. Y que inmenso es Dios que, como dice Benjamín González Buelta “Para que tu infinitud no nos espante, se regala en el don en que se esconde”. El Dios de Jesús se hace pequeño por todos, se comunica con nosotros y siempre se nos revela. Que nunca senos olvide que ese Dios que celebramos en navidad se encarna el año entero, especialmente en aquellos rechazados, marginados y crucificados por la injusticia, el empobrecimiento y la banalidad.


Celebremos el adviento como una espera, con la devoción religiosa que nos caracteriza, pero no olvidemos la dimensión real del adviento; Dios se hace presente en nuestras vidas en cosas pequeñas pero llenas de profundidad, como la vida de un bebe judío del siglo primero o la de un emigrante en la frontera o al lado de mi casa en esa madre que no tiene que comer.

Si te gusto este articulo no olvides compartirlo con tus amigos y amigas. Bendiciones.

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