Comer carne en cuaresma ¿es pecado?

En esta época del año despierta morbo la practica católica de no comer carne, ya que resulta para muchos algunos algo obsoleto, inútil y banal. La ignorancia y dudas son válidas, ya que como cristianos debemos dar respuesta a esto, así como dijo el apóstol Pedro “Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen”. (1 Pedro, 3). Me gustaría explicar brevemente el origen de esta práctica, su contexto y un aporte personal como respuesta a tan común pregunta que se hace al creyente.

Cada religión tiene prácticas que considera purificantes y espirituales para sus miembros; en algunas ramas del budismo se prohíbe a los monjes oír música, bailar e incluso comer más de una vez al día. Otras religiones como el islamismo o hinduismo hacen alusión a la forma de vestir, con colores, materiales y formas muy específicos. Queda claro entonces que, adoptar una serie de prácticas específicas en una comunidad de creyentes, no es algo inventado por el cristianismo y está presente en diversas confesiones religiosas.

Vayamos ahora con el caso que nos convoca; origen de la abstinencia de carne en el cristianismo. Esta práctica se remonta al siglo II de la era cristiana, según una gran parte de historiadores. Otros en cambio la sitúan más adelante en el siglo IV con la consumación de la religión cristiana como la oficial para el imperio romano. Cual sea el caso es indudable que dichas practica encuentra un fundamento en la historia del pueblo de Israel, tomemos un momento para ver algunos casos.

Iniciamos con la figura de Moisés que paso 40 días y 40 noches sin comer ningún alimento al subir al monte Sinaí, como preparación para su encuentro trascendente con Dios. Otro caso es el del Rey David, quien ayunó como muestra de arrepentimiento luego de cometer la terrible falta de acostarse con la mujer de otro hombre. Daniel, profeta del exilio a Babilonia, mantenía un ayuno de alimentos concretos según lo que nos narran las Sagradas Escrituras, como compromiso con su Creador y actitud de culto.  Por último podemos citar lo acontecido en el libro de Nehemías, cuando el pueblo de Israel al darse cuenta de sus faltas cometidas a la luz de las escrituras comenzó a realizar un ayuno como signo de conversión.

Todo apunta a que el ayuno era una práctica religiosa con antecedentes en la historia de Israel (judaísmo) en donde los hombres y mujeres expresaban su propósito de enmienda y voluntad de convertirse. Con el surgimiento del cristianismo esta práctica pasó a los primeros cristianos (recordemos que el cristianismo es una de las tres religiones Abrahámicas) así como los libros sagrados y algunos otros elementos del culto judío.

Entonces, ¿de dónde viene el morbo de que los cristianos, específicamente los católicos, no coman carne en semana santa? La respuesta la encontramos en el carnaval.

Cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano, Constantino y los siguientes emperadores, buscaron la unidad de su gobierno en sus bastas tierras de diversas tradiciones, culturas y religiosas. Una de las principales tácticas utilizadas fue la de resignificar las diversas festividades del culto romano, entre ellas las saturnales, las cuales consistían en una serie de festivales en honor al dios Saturno, principal divinidad del culto romano. En estos festivales se realizaban comidas, bailes, cantos, orgias, sacrificios y toda expresión de opulencia, corrupción y banalidad que puedas imaginar.

Frente a esta realidad, el cristianismo buscó entonces universalizar la celebración de la vida de Jesús en lo que hoy conocemos como triduo pascual (pasión, muerte y resurrección de Jesús) para educar en la fe a todos los pueblos bajo el dominio de Roma. El resultado fue que si bien algunos pueblos acogieron las practicas del ayuno y demás acciones preparatorias para la Semana Santa (Pascua) otros se resistieron al cambio. Muestra de ello es que, con el paso del tiempo, emplearon diversas tácticas para permanecer y criticar al cristianismo, así como su propuesta de vida. Entre las nuevas prácticas estaba la celebración de lo que hoy conocemos como carnaval.

Carnaval (palabra formada por las palabras de origen latino carna= carne, val, vale=quitar) era el domingo anterior al inicio de la semana santa (domingo de ramos) en donde era permitido comer carne y hacer una gran fiesta, ya que el siguiente era el domingo en donde se prohibía este alimento y celebraciones de todo tipo. El carnaval coincide siempre con la cuaresma, porque fue una estrategia del cristianismo de los primeros siglos de la era cristiana para “purificar” las practicas antes mencionadas y redirigir el interés del pueblo a la cuaresma y Pascua. Ojo, no quiero que me malinterpretes, pero es indudable afirmar que, históricamente muchas practicas paganas fueron acogidas y edulcoradas por el cristianismo, como medio de evangelización.

El choque entre los que celebraban el carnaval (Saturno) y los que celebraban la cuaresma (Cristo) encuentra hoy nueva cabida con el consumo o no de carne. Cada uno apela a una visión de la vida; la conversión por un lado y la libertad individual por el otro. No comer carne, así como cualquier expresión de ayuno es un símbolo de expresión de compromiso con la fe para unos y para otros no es más que una obsoleta práctica.

Si me preguntas a mi cual es mi opinión sobre esto, pues me atrevo a afirmar que toda acción del cristiano tiene que ser fruto de su libertad responsable. Hoy día hay muchas comidas más caras que la carne, como el pescado, que son consumidas en la cuaresma por esos mismos que juzgan a quien si come carne. ¿Qué sentido tiene eso? Dejo de comer un alimento que supone "un placer" para buscar otro que es más caro y posiblemente más placentero… A mí me suena a hipocresía y banalidad.

Vivir la vida de fe como si fuera una “lista de cotejo” nos convertirá en ritualistas, alejado de la propuesta del Evangelio de Jesús, que ante todo es libertad. No se trata de una licencia para el libertinaje, sino de vivir una vida auténticamente libre del rigor humano que puede darse en ambos extremos, lo sagrado y lo profano.

Te propongo que, si quieres vivir el ayuno prescrito por la Iglesia Católica para el tiempo de cuaresma, hazlo. Pero respeta a quien libremente decide no hacerlo, porque en el fondo, la más pura de las acciones, sino es fruto de la libertad, no sirve de nada. Dios quiere liberarte y salvarte, pero necesita de tu colaboración. No te obliga, sino que espera misericordiosamente tu respuesta amorosa.

Yo en lo personal pondré mi empeño en vivir esta cuaresma con autenticidad. ayunaré del pecado de la ignorancia, la corrupción, el orgullo, la incomunicación y muchos otros males presentes en la sociedad y que son más importante para mí que un disfraz de carnaval o un pedazo de carne.

¿Qué opinas sobre este tema? déjanos saber lo que piensas en los comentarios.

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